Julio Medem, uno de los directores de cine españoles más destacados de todos los tiempos, afianzó su carrera en los 90 con un sello personal e inconfundible.
A lo largo de su carrera, el realizador vasco ha narrado historias con una estética poética y un uso único del simbolismo, capaz de influenciar a incontables generaciones de cineastas.
Con cada proyecto, Medem sigue desafiando las convenciones narrativas; algo que consigue de nuevo en 8, su nueva película. Para conocerle mejor, acompáñanos en este recorrido por su obra.
El nacimiento de un creador
Medem nació el 21 de octubre de 1958 en San Sebastián, una ciudad de fuerte identidad cultural y paisajes que marcarían su estilo. Siempre mostró gran interés por el arte y la narración, influenciado tanto por la literatura como por el cine de autor europeo.
Esa pasión le hizo experimentar con la cámara Súper 8 de su padre, grabando cortometrajes caseros. Más tarde estudió Medicina en la Universidad del País Vasco, especializándose en cirugía; a pesar de ello, nunca abandonó su vocación artística.
Y es que dos de sus primeros cortos, El ciego (1976) y Las seis en punta (1981), anticipaban su interés por la introspección psicológica y nuevas formas de contar historias. Tras trabajar como montador y guionista, decidió escribir su primera película: Vacas.
Debut en la gran pantalla

Vacas (1992), el primer largometraje de Julio Medem, explora los conflictos familiares, la violencia y la lucha por la supervivencia en un contexto rural; todo ello a partir de la novela homónima de Bernardo Atxaga.
En su debut recurrió a planos largos e intensos, en lo que habría de ser una constante de su cine. El uso del color y la luz también son fundamentales, y contribuyen a una ambientación que alterna elementos casi mágicos con la crudeza de la realidad.
Vacas obtuvo el Goya a la Mejor Dirección Novel, y no tardó en ser un hito dentro del cine vasco. Medem se había convertido en punta de lanza de un nuevo modo de hacer películas, al cual se unirían miradas como las de Juanma Bajo Ulloa (Alas de mariposa) y Alejandro Amenábar (Tesis).
Laberintos emocionales

En 1993 llega La ardilla roja, protagonizada por Nancho Novo y Emma Suárez, y que nos presenta a un músico suicida y una joven amnésica. Una historia sobre cómo tras llevar a Ella a un hospital, Jota decide fingir que es su novio e inventarse una vida juntos.
Ganadora del premio a la Mejor Película Extranjera en Cannes, La ardilla roja explora la identidad, la manipulación y el deseo de escapar de la realidad. La química entre Novo y Suárez fue clave, fruto de la intensa dirección actoral a la que fueron sometidos por Medem.
La ardilla roja no solo cosechó reconocimiento internacional, sino que se convirtió en una obra de culto dentro de la filmografía del director, ya asentado como el nuevo talento más destacado del cine de la época.
Tierra: la exploración de la obsesión

En Tierra (1996) Medem presenta a Ángel (Carmelo Gómez), exterminador de plagas obsesionado con la muerte y la trascendencia. Dos mujeres articulan su desdoblamiento de personalidad, en la película española más arrebatadora de aquel año.
Tierra es un claro ejemplo de cómo Medem utiliza la belleza de los escenarios para intensificar los sentimientos de los personajes, hasta el punto de convertir el paisaje de España en uno más de los protagonistas.
Los planos largos, un uso inimitable de los encuadres y la atmósfera onírica pasaron a ser señas de identidad del realizador; al igual que la sexualidad, eje de futuros éxitos.
Los amantes del Círculo Polar

Estrenada en 1998, la película sigue la relación de Otto (Fele Martínez) y Ana (Najwa Nimri), que se entrelaza desde la infancia hasta la edad adulta, marcada por los giros del destino y las fronteras geográficas.
A través de la alternancia de temporalidades, Medem crea una historia donde la lucha entre el deseo y las circunstancias da forma a una conexión inquebrantable; todo ello con el círculo polar ártico como telón de fondo.
Esta alegoría permite explorar los límites del amor y el sacrificio, y hace de Los amantes del Círculo Polar en una de las películas más representativas de Julio Medem, que aquí entronca con las historias de amor trágicas de todos los tiempos.
Lucía y el sexo

Medem regresó a los cines en 2001 para contar la historia de Lucía (Paz Vega), una joven que, marcada por la muerte de su novio, se adentra en un proceso de autodescubrimiento a través del sexo.
Más allá de la carga erótica de la película, Lucía y el sexo tiene un trasfondo emocional como eje, dando lugar a un estudio sobre nuestra propia humanidad.
Lucía y el sexo fue un éxito comercial y recibió varias nominaciones a los Goya. Gracias a su proyección en festivales internacionales, Medem alcanzó mayor visibilidad fuera de España, pero fue en nuestro país donde su carrera dio un giro.
La controversia poliédrica

Tras Lucía y el sexo, en 2003 decidió abordar en un documental un conflicto que le tocaba de cerca: el terrorismo en Euskadi. La pelota vasca trató de mostrar una visión equilibrada de ambos bandos, lo que no evitó acusaciones de parcialidad y amenazas contra el director.
Ya en 2007 estrenó Caótica Ana, su obra más divisiva: para unos es una exploración valiente del subconsciente, pero también considerada un filme pretencioso y confuso, que no conectó con el público ni tuvo apoyo en taquilla.
El drama erótico de 2010 Habitación en Roma narra la noche de pasión de dos mujeres en un hotel italiano. Una película que deslumbra en lo visual, pero tachada de superficial, además de ofrecer una visión frívola y machista del deseo entre personas del mismo sexo.
Ma ma y El árbol de la sangre

Pasaron cinco años hasta que Medem volvió al cine, y lo hizo con Ma ma. En ella retrata a Magda (una estupenda Penélope Cruz), quien tras ser diagnosticada con cáncer, trata de buscar la felicidad a pesar de la adversidad.
Ma ma supuso un punto de inflexión en la carrera del director, ya que ofreció una visión más realista de la vida y la muerte. Tuvo un enfoque distinto al de El árbol de la sangre (2018) que marcó un regreso a las estructuras más arriesgadas que definieron su cine.
La película narra la historia de una joven pareja que decide ahondar en sus orígenes familiares. Explora así una reflexión sobre la herencia y el peso del pasado, a través de su original mezcla de melodrama, cine histórico y narrativa visual.
8 y las dos Españas de Julio Medem

El eslogan de 8 reza “Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Tras narrar la brecha provocada por el conflicto vasco, Medem se sumerge en aquello que nos divide, para poner nuestro país ante el espejo.
8 se divide en ocho capítulos, que abarcan 90 años en la vida de Adela (Ana Rujas) y Octavio (Javier Rey). Cada uno forma parte de un bando opuesto, y sus encuentros sirven para subrayar el devenir de la nación.
“Quería hablar de nuestro cainismo”, explica Medem. “Es una propuesta con un lenguaje muy osado, pero creo que puede llegar mucho al público a través de la emoción”.
Este ha sido nuestro repaso de la carrera de Julio Medem, un autor que mantiene una esencia inimitable en cada trabajo. Sigue disfrutando del cine con los 8 mejores thrillers del cine español reciente, las mejores comedias del siglo XXI, y las películas españolas más taquilleras de la historia.
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